domingo, 23 de marzo de 2014

Quién pudiera...



Quién pudiera hacer del mar su pasarela y andarla.

Quién pudiera correr por encima de este

persiguiendo el horizonte y perderse.

Quién pudiera de una charca hacer un pozo y dejarse caer.

Quién pudiera bajar de esta forma hasta los confines de la tierra;

cada vez más hondo, hasta el fondo.

Quién pudiera...


Celia Lucía

domingo, 16 de marzo de 2014

SOLEDAD



La soledad es algo a lo que nunca jamás nadie debería acostumbrarse. Es una sensación horrible e incluso, en según qué ocasiones, dolorosa.
La soledad no necesariamente se circunscribe a no estar acompañado, puedes estar rodeado de gente y sin embargo, más solo que nunca.
La soledad es gris, gris muy oscuro y es también una cárcel. Te encierra tras sus barrotes y te roba las palabras ajenas. En esa cárcel solo te puedes oír a ti mismo y el sonido de tus divagaciones se hace insoportable. Una y otra vez las mismas afirmaciones se repiten en tu cabeza, una y otra vez, y da igual cuanto las aborrezcas, no te vas a deshacer de ellas, no lograrás insensibilizarte; todas y cada una de las veces que las escuches llorarás, porque duelen y bastante.
Esa prisión también te roba cualquier posibilidad de recibir sentimiento alguno por parte de alguien que no seas tú. Cuando estás solo, no hay un alma que te quiera, nadie. La ventaja es, supongo, que tampoco hay quien te odie.
En la cárcel no hay luz, todo se presenta tenue, por lo que lo único que puedes llegar a ver es a tus pensamientos revoloteando cual mariposas por doquier. ¡Qué pesados! Y no lo digo porque sean repetitivos, lo digo porque pesan y mucho; demasiado. Te hacen sentir pequeña, insignificante y débil, te hacen llevar una carga que en ningún caso es sobre llevable, en ninguno. Así que sin querer te hundes poco a poco y hasta el fondo y vas dejando la superficie cada vez más lejos. ¿Y ahora cómo salgo? Esa es la pregunta y la respuesta… bien…, la respuesta no la conozco, lo único que sé es que la soledad es algo a lo que nunca jamás NADIE debería acostumbrarse, NUNCA.



Celia Lucía

viernes, 14 de marzo de 2014

Pero hazlo con fuerza, no te dejes caer.



Salta cuando no te queden más opciones, pero hazlo con fuerza, no te dejes caer. No dejes que nada te impida manejar tu vida como quieres, nada, porque te corresponde a ti dirigir el timón. 
En este viaje, que es la vida, vas a estar muchas veces acompañado, pero  la única persona que nunca va a bajarse de tu barco eres tú por lo que solo deberías depender de ti mismo. No te dejes llevar por la marea. Tú, y solo tú, puedes decidir cuándo se acaba el viaje; solo tú. Así que salta, salta cuando no te queden más opciones o cuando lo hayas decidido así (tú contigo mismo) pero hazlo con fuerza, no te dejes caer.





Celia Lucía