Os dejo la continuación de la ficción Perderlo sería Morir, igual de extensa y algo más aburrida que la primera parte.
Capitulo II “Si lo que quieres es huir,
CAMINA”
La vida nunca me ha gustado del
todo, soy capaz de encontrarle pegas a aquello más perfecto. Inconformista
dicen algunos, perfeccionista otros, pero ni una cosa ni la otra, quejarse es
un derecho y progresar una obligación. En cuanto a mi rechazo frente a la vida,
tenía pocas opciones, tres en concreto: o me hacía adicta a alguna que otra
sustancia poco recomendable, o me
quitaba la vida, o me hacía escritora. No hay forma más interesante de obviar
por completo las verdades de la vida que disfrutando de un lugar privilegiado
en un mundo extasiado y a tu medida. Sin duda, escogí la mejor de las tres. Por
supuesto, antes hice una lista de opciones posibles y fui descartando aquellas
que de ninguna forma facilitaban la evasión. Poner la música en alto, por
ejemplo, te asegura no oír a nadie, absolutamente a nadie, lo cual no es
precisamente positivo aunque pueda parecer lo contrario. No tener a nadie que
consiga parar tu corriente de consciencia (que evidentemente te ata los pies a
la tierra y hace que el sueño de desaparecer se desvanezca a grandes pasos) no
hace más que evitar tu huída.
Y cuando se trata de escapar no
hay mejor opción que andar y andar, como los burros, mirando siempre hacia
delante. Qué la raza humana ha evolucionado mucho, pero eso de pasar de página
y encontrar el equilibrio personal necesario para seguir con fuerza no se nos
da precisamente bien. Posiblemente porque la dependencia emocional siempre
estará ahí. Dependemos, aunque no queramos, unos más que otros, de las personas
que nos rodean y a las que profesamos admiración, amor, cariño, etc. Hace
tiempo que catalogué el amor como la inmensa y única dependencia emocional que
existe. El amor no es un "yo te quiero sin pedir nada a cambio" (aunque estaría
bien). A partir de algunas experiencias frustradas desarrollé una
teoría algo polémica en mi entorno sobre el amor. En la pareja hay dos partes: el sujeto número uno necesita seguridad, alguien
que le acompañe y sepa complementarle, alguien que haga que su vida sea más
diáfana, alguien a quien dedicar su tiempo y con quien compartir su todo. El
sujeto número dos, sin embargo, podría prescindir de la parte formal puesto que
lo que siente es un profundo deseo sexual que para completar requiere de una
segunda parte. Según escribí hace ya unos años:
La
mayoría de mujeres y algunos hombres sufren de dependencia emocional, necesitan
ser amados, conocer sus virtudes a través de los halagos de otros. Por otra
parte la mayoría de hombres y algunas mujeres tienen ansiedad sexual, así lo
llamaría yo, necesitan un componente sexual en su vida y para alcanzarlo no
dudan en cumplir todos los deseos del otro partícipe de la pareja. Todo esto en
mi opinión, es así. Aunque se haga de forma involuntaria o
inconsciente, lo dicho hasta ahora es una realidad.
Ciertamente, no comparto mi
opinión de aquellos años pero puestos a explicar cosas, no está de más exponer
por donde pasé para acabar siendo esa “mujer hecha y derecha” de la que
cualquier madre estaría orgullosa.
Retomando el tema anterior, los
sentimientos nos atan a un pasado mitificado que incluye todo aquello que una vez
dejamos atrás. Este es el motivo principal de que la evasión sea prácticamente
imposible, un privilegio reservado a genios y soñadores que cada día intentan
crear un mundo mejor y nuevo, su propio mundo. Quienes pretenden cambiar el
real sufren, en mi opinión, de una implacable limitación mental.
Liia'12
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dar tu opinión. "Comments are free, facts are sacred" C.P. Scott