Hoy el cielo ha amanecido gris, muy gris y hace mucho frío. Se ha levantado agotada, como si hubiera estado fuera toda la noche y sin embargo, lleva sentada encima de esa mesa desde ayer. No se ha movido a penas. Su mirada fija en el suelo ha ido cambiando de lugar, y sus piernas, colgando al borde de la mesa se han ido balanceando a ratos. Cualquiera que la viera hubiera pensado que tenía delante una estatua de no ser por esos pequeños movimientos. En realidad, así era como se sentía, parada, quieta, fría y dura como una piedra en un parque, perdida, puesta en un altar de mármol para ser observaba en la soledad más absoluta. No sabía a qué atenerse, ni hacia donde dirigir su mirada. Se había perdido para siempre, absorta en sus pensamientos y recuerdos contradictorios. Intenté hacerle entrar en razón pero no recibí respuesta alguna, solo pude oir al irme la misma frase con la que empezó su día, aquella frase que después de escucharla durante toda la noche, se hizo eterna:"Corazón de hielo, tu calor me da frío; corazón de hielo, tu calor me da frío; corazón de hielo, tu calor me da frío; corazón de hielo tu calor..."
Liia'12